Cómo controlar los plazos procesales sin errores
Por qué el cómputo correcto de plazos procesales es esencial
Los plazos procesales no son simples fechas: son el margen legal para actuar judicialmente. Desde mis primeras experiencias en procedimientos judiciales, comprobé que un pequeño error, como malinterpretar un festivo, puede arruinar toda una estrategia. Me pasó con un recurso cuyo plazo casi dejamos pasar por mal contar un día inhábil. Esa vez me enseñó que cada día cuenta, literalmente.

1. ¿Qué es un plazo procesal y por qué importan?
Un plazo procesal es el tiempo legalmente establecido para realizar un acto procesal como presentar demandas, contestaciones o recursos. Si se incumple, se pierde automáticamente la posibilidad de actuar: eso es la preclusión. Comprender esta regla y aplicarla de forma rigurosa es una de las primeras lecciones que interiorizas con la práctica.
2. ¿Cómo se cuentan los días?
La mayoría de los plazos se cuentan en días hábiles. Se excluyen sábados, domingos, festivos y, en algunos órdenes, incluso todo el mes de agosto o las vacaciones de Navidad. No obstante, hay procedimientos urgentes en los que estos días sí cuentan. Aprender a distinguir cuándo es hábil y cuándo no, requiere conocer bien cada jurisdicción.
3. ¿Desde cuándo empieza a correr el plazo?
El plazo comienza a contar desde el día siguiente al acto que lo provoca, ya sea una notificación, resolución o diligencia. Si el último día cae en un día inhábil, el vencimiento pasa al primer día hábil siguiente. Parece simple, pero en la práctica, cada situación tiene sus peculiaridades y es fácil cometer errores si no se controla bien.
4. Herramientas que ayudan, pero no sustituyen la revisión
Aunque existen calculadoras jurídicas especializadas que automatizan estos conteos, siempre hacemos una verificación manual para asegurarnos. Recuerdo claramente el día que, por confiar ciegamente en una herramienta sin validar el calendario judicial específico, estuvimos a punto de cometer un error procesal. Desde entonces, ninguna fecha se da por válida sin doble revisión.
5. Organiza con recordatorios y revisiones internas
Un buen control de plazos procesales implica un sistema: agenda compartida, alertas configuradas y validación periódica. Al principio, no tenía esta metodología y la desorganización me llevó a estar demasiado cerca del fallo. Ahora, revisamos cada entrada y establecemos protocolos automáticos para anticiparnos siempre.
6. Las excepciones también cuentan
Hay situaciones que alteran los plazos: desde suspensiones por fuerza mayor hasta cambios normativos puntuales. En 2025, por ejemplo, LexNET quedó fuera de servicio por una incidencia nacional y se suspendieron los plazos judiciales durante dos días. Este tipo de eventualidades deben conocerse, preverse y gestionarse para que no afecten negativamente a un procedimiento en curso.
7. No todos los plazos funcionan igual
Cada jurisdicción (civil, penal, laboral, contenciosa) tiene particularidades. Mientras que en civil y contencioso los plazos se suspenden en agosto, en penal algunos procedimientos urgentes continúan. Conocer estas diferencias fue clave desde el momento en que asumí mis primeros escritos: no basta con contar días, hay que entender en qué contexto legal te mueves.
Nuestro método en Esquer y Asociados
En Esquer y Asociados, implementamos un sistema de control riguroso para los plazos procesales. Cada vez que recibimos una notificación o resolución, activamos un protocolo que incluye registro inmediato, cálculo de plazos con herramientas jurídicas y revisión manual por parte del equipo. Esta forma de trabajar se consolidó tras vivir en primera persona lo que supone casi errar un recurso por malinterpretar un plazo. Desde entonces, nos tomamos cada fecha como una prioridad legal absoluta.
Llámanos al 965 30 44 30 o visítanos en nuestra oficina en calle Obispo Rocamora, 13, 03300 Orihuela, Alicante.
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